La Sierra de Buçaco es un espacio virgen -y digo virgen porque la tala está prohibida bajo pena de excomunión- vallado por los carmelitas descalzos en el que se plantaron en su dia numerosos árboles, algunos traídos del trópico brasileño y de estatura asombrosa, configurando una de las selvas más fascinantes de la Península Ibérica. Vale la pena detenerse unas horas en este parque natural, donde además hallaremos uno de los palacios neomanuelinos más bonitos de Portugal, convertido hoy en un Hotel de cinco estrellas y considerado uno de los más lujosos del mundo.
Yo fuí hace unos meses y encontré los jardines en pleno proceso de rehabilitación, pues, como sabéis, Portugal es uno de los países de más deteriorado patrimonio del continente europeo. Podéis meter el coche hasta la mismísima puerta del hotel, no os asustéis, el parque es completamente público y gratuito.
Junto con Sintra, maravilla de la que hablaré pronto, Buçaco aparece como uno de los espacios verdes más frondosos y exuberantes del país vecino, absolutamente recomendable para los amantes de la naturaleza, de las caminatas al aire libre o de los paseos en bici por el monte.